El joven se declaró culpable en setiembre pasado de uno de los delitos de robo de identidad más grandes que se conoce.
González ayudó a crear una red mundial que se hizo, desde 2006, con más de 130 millones de tarjetas de crédito y débito, con las que robó grandes cadenas de tiendas.
"No obstante que muestra remordimiento y ha devuelto un millón de dólares que había escondido en el jardín de sus padres, debo lanzar un mensaje, dado el enorme costo de su delito", dijo el juez de la causa.
El acusado aceptó devolver a sus víctimas, mediante confiscación de bienes, lo robado que suma "más de 2.7 millones de dólares" que había utilizado para comprar un departamento en Miami, un BMW, joyas en Tiffany y varios Rolex.
González pidió clemencia al juez diciendo que ha sido adicto a las PCs desde su infancia, ha abusado de las drogas y del alcohol durante años y ha sufrido el síndrome de trastorno de Asperger, una forma de autismo, consiguiendo reducir una sentencia inicial de 25 años de prisión.
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