lunes, 8 de marzo de 2010

Microsoft, en las nubes

El pasado día 4, Steve Ballmer participó en un webcast en la Universidad de Washington, y lanzó una importante afirmación: que el futuro de Microsoft está en la nube. Para ilustrar dicha afirmación, proporcionó un par de datos: ni más ni menos que el 70% de los más de cuarenta mil empleados de la compañía están a día de hoy trabajando en iniciativas relacionadas con el cloud computing, y se espera que el porcentaje llegue al 90% el año que viene.

La afirmación es sumamente interesante, pues marca claramente un antes y un después en la estrategia de una compañía que muchos todavía consideran vinculada a su imagen de la última década del sigo XX, a la idea de un mundo completamente ordenador-céntrico. Pero aparte de interesante, la afirmación de Steve Ballmer habría que encuadrarla dentro de las más importantes transformaciones jamás sufridas por una compañía: resulta completamente pertinente ilustrar la noticia con el gráfico que recientemente publicó Business Insider analizando las fuentes de los beneficios de Microsoft: básicamente, éstos provienen de las licencias de Windows, Office, y los productos y herramientas para servidores. El gráfico proporciona datos muy reveladores: la división de juegos y entretenimiento, la muchas veces aclamada XBox, proporciona beneficios y pérdidas de manera intermitente, y mantiene un rendimiento neto sumamente discreto, mientras que los servicios online representan una fuente creciente de pérdidas. El contraste con el mismo gráfico aplicado a Google, en la que los beneficios provienen en abrumadora mayoría de una actividad, la publicidad en sitios gestionados por la compañía, completamente vinculada a la red, deja clara la dimensión de la competencia entre ambas empresas (y las posibles vulnerabilidades de ambas). Pero también permiten valorar la magnitud del cambio que Ballmer describe en su discurso: un cambio a todas luces necesario, pero que supondrá dar la vuelta a la compañía de arriba a abajo, como un auténtico calcetín.

Que Microsoft consiga dar semejante giro estratégico es algo positivo para todos: la competencia siempre ha sido una buena cosa. Pero en virtud de su “turbio pasado”, también habrá que estar muy pendientes de las condiciones de esos servicios en la nube que la compañía proponga: uno de los factores fundamentales a tener en cuenta en la evolución hacia un mundo en la nube es la interoperabilidad y la apertura de los diferentes sistemas, que eviten que los clientes queden cautivos de una opción determinada debido a la ausencia de estándares válidos de aceptación generalizada. Salvados esos detalles, una tentación en la que esperemos que la empresa de Redmond no vuelva a caer, el giro estratégico de la compañía puede ser calificado como de una muy buena noticia.

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